lunes, 31 de mayo de 2010

LA PEDAGOGÍA ANTE LA GLOBALIZACIÓN

En la actualidad todo se encuentra regido por la globalización, y podemos verlo al entender como que todas las sociedades se unen en un orden único, donde las únicas fronteras que existen, son las imaginarias, donde la libertad de pensamiento y la subjetividad se han integrado en un pensamiento único, el cual se encuentra regido por las políticas económicas.Es en este contexto donde la práctica pedagógica es aprehendida por el poder y se le otorga la función de difundir y vigilar la homogenización del pensamiento por medio del currículo oculto.
Por tal motivo la pedagogía va ha jugar un papel de suma importancia en la globalización, encomendándole la tarea de capacitar a los sujetos de la para la productividad, y divulgar los conocimientos legitimados por el orden excluyendo a lo diferente y cerrando toda posibilidad de romper con el mencionado orden, quedando así completamente consolidado.
Y es que, qué pasa con el pedagogo que ha decidido institucionalizarse escudado bajo frío manto de un currículo funcional, de un trasfondo oculto en el orden perfecto que los hace victimas de su impresionante seducción económica y los endiosa con el poder de la formación.La pedagogía, como todo, tampoco ha logrado escapar del orden, y aunque esto parecía un hecho aislado, no lo es, puesto que gran parte del éxito que ha alcanzado la globalización se debe a las prácticas pedagógicas actuales; es por tanto que ésta se ha vuelto un eje primodrial, en su desesperado intento por mantener únicamente los conocimientos legitimados y resguardar el supuesto orden social.A pasear que tenemos -y de sobra- los recursos y medios tecnológicos, para facilitar el proceso enseñanza aprendizaje así como también sentar las bases para que el sujeto estructure su pensamiento formando así un criterio propio; pareciera que la pedagogía se encarga de todo lo contrario, de resguardar el orden, descalificando lo diferente, y hacer subjetividades colectivas.
Es por esta razón que exite la necesidad de repensar a la pedagogía, de abrir nuevas posibilidades de estar y pararse frente al mundo, sin temor alguno a la excluisón; donde el hombre no sea visto como una cifra, ó lo que es peor como suejto, sino como el hombre capaz de crear y establecer un orden diferente al ya dado por la globalización

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